El cantar de los descalzos #YoSoyFidel

Por Marcos Torres

Asciende un clamor de multitudes en tu nombre,

bandera de lo humano y de lo puro,

escalando abruptos telones de ignominia

que se avizoran derrotados, deshechos, sepultados,

ante la semilla… una simple semilla de gigante.

En la carne tensa y presta de los descalzos

centellea y se amontona tu fuerza luminosa

de romper cadenas y quebrar espantos,

de mover montañas y de sufrir en ti la miseria de los que escalan,

con tu nombre en los labios,

con tu amor en las manos,

con la fe… aquella fe que a todos inculcaste

 

Cambió todo por ti y contigo

en la marea, que con olas de maravillas arrasó de un golpe

cúpulas de acero y conciencias mugrientas,

y viva, planteó la primera disyuntiva: la de patria o muerte.

Todo se volcó entonces a construir y a fundar

machacando en las sienes de los incrédulos, sátiros y sanguinarios

el poder de los descalzos que irradió su luz

germinando en todo cuanto tocabas imprimiéndole tu nombre.

 

Y así, cabalgando ese sendero

se fue despertando el futuro,

y te seguimos a pesar de piedras cortantes,

y espinas ponzoñosas

y troncos caídos,

aprendiendo de tu mano

que las piedras se desgastan,

y las espinas se rodean

y los troncos se parten,

y se sigue el andar con paso inalterable camino al Sol.

 

Es cierto, sí, que no se encontrará jamás estatua a tu figura

ni íconos, ni blasones, ni estandartes.

¿Quién dijo que hacía falta?

Si todo fuiste tú

¡Si todo serás tú!

Es entonces el amor que habita el corazón de los descalzos,

tu mayor monumento, a la vez legado y credo,

al que debemos sacrificio.

 

Pero ¿al final quiénes somos los descalzos

sino configuraciones de tu esencia de Quijote

entregados al sendero,

fundidos en tu propia mezcla

y ungidos con el sudor del mambí y del rebelde?

 

Sí. Todo fuiste Tú.

Todo serás Tú.

y seremos, los descalzos,

¡tu mejor imagen!