La justicia después del #11J o la balanza mediática contra #Cuba. #PonleCorazón #CubaViva #TenemosMemoria

Por: Marcos Torres.

Dijo José Martí una vez que la justicia debe estar “tan alta como las palmas” y ese ha sido el credo de los órganos encargados de ejercer la acción penal y de los que imparten justicia desde el mismo triunfo de la Revolución en Cuba.

Tal es así, que una de las primeras acciones que regularon el ordenamiento jurídico en Cuba posterior a 1959 fue la restauración de la constitución del 40, que no era la ideal, pero era la más progresista y avanzada que había visto Cuba hasta ese momento, donde se ordenaba consecuentemente la estructura del Poder Judicial de entonces, así como la adopción de otras leyes orgánicas que contribuían a organizar este pilar del Estado.

Un antecedente importantísimo lo tiene precisamente el histórico alegato de Fidel “la Historia me absolverá” donde en medio del juicio al que estaban siendo sometidos los asaltantes al cuartel Moncada, convierte en denuncia sus pronunciamientos y habla con fe vehemente de la corrupción que imperaba en el poder judicial y de la subordinación ilegítima y antijurídica de este al tirano, echando por tierra el principio de independencia judicial.

Anteriormente a este alegato otros pensadores, jurístas y criminólogos cubanos de gran renombre internacional como lo fueron Diego Vicente Tejera, Enrique José Varona y Fernando Ortiz, también se refirieron a la corruptela imperante en el poder judicial de sus tiempos, que empobrecían y desprestigiaban sumamente a la nación cubana, haciéndola aún más dependiente de la potencia del Norte.

Por estos días inundan las redes sociales constantes llamados y reclamos de personeros de la política anticubana y oxiuritos de inventario (de dentro y de fuera) sobre la situación jurídica y las sanciones a los acusados por las mal llamadas “protestas sociales” del 11 julio bajo determinadas etiquetas hartamente conocidas y abusadas robóticamente. En este marco se arremete contra los órganos cuyo encargo estatal no es otro que preservar la justicia en sentido general.

Es necesario aclararle a algunos, que la situación jurídica en Cuba no se parece ni por asomo, a lo que sucedía en Cuba antes de la clarinada de enero de 1959: los asesinatos extrajudiciales, los secuestros ilegales, las detenciones ilegales y arbitrarias eran la orden del día y campeaban por su respeto los sanguinarios personajes de la tiranía batistiana.

Nada de eso pasa en la Cuba de hoy… absolutamente nada de lo que he descrito anteriormente.

Lo que sucede realmente es que se intenta imponer matrices de opinión sobre la base de la supuesta injusticia de las sanciones explotando el componente afectivo de la personalidad de los consumidores de información en el mundo de la desinformación (valga la redundancia).

También tuve la oportunidad de ver la conferencia de prensa que ofrecieron a medios nacionales e internacionales la Fiscal General de la República, Yamira Peña Ojeda; el Presidente del Tribunal Supremo Popular, Rubén Remigio Ferro; y la Presidente de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos, Lilia María Hernández Doejo, donde se aclaran las dudas e inquietudes de la población, y donde además se desmienten las campañas de desinformación contra Cuba con la matriz antes descrita.

Siempre es bueno que los detractores de mi proyecto social (y le digo mío porque si participo en él, entonces lo hago, entonces es de mi propiedad, como la es de todos) estudien o se asesoren con alguien que al menos tenga dos dedos de frente (¡porque lo de Laristza Diversent con el dichoso Cubalex es hasta enfermizo ya!) ya se está hablando en categorías legales y otros términos ajenos a nuestra tradición jurídica como por ejemplo la figura del “atestado directo” que ni existe en nuestra legislación ni es real que se esté aplicando.

Lo que si está claro es que el Estado tienen el derecho a preservar los intereses de todos que es lo mismo que decir que tienen derecho a preservar sus intereses de clase porque sencillamente (¡escuchen oxiuritos!) no hay Estado sin clase social, y en Cuba la clase social en el poder es la obrera.

Aquellos que quieren restaurar el capitalismo salvaje en mi nación, poniendo los intereses de unos pocos por sobre los de todos, sólo recogerán los “likes” de sus propios usuarios robotizados y la nostalgia que lo que nunca fue a fuerza de la imposibilidad de ser.

Otras campañas vendrán. Es la norma imperial.

Mientras tanto yo: trinchera y fusil, pero hoy sobretodo: trincheras de ideas.

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