Por Marcos Torres.
Ayer estaba en “la pelota”.
Bonita ceremonia cargada de NUESTROS símbolos, como para que inteligentemente, Obama (y el mundo) se enterara de una buena vez, que estaba en el Estadio Latinoamericano, “El Gigante del Cerro”, el de los grandes momentos del baseball revolucionario cubano. ¿Qué hayamos perdido? Bueno… esos son otros análisis que no me corresponden a mí realizar.
Momento superlativo antes de iniciarse el partido, fue cuando ingresaron los presidentes y el resto de la comitiva, y Obama (el gran actor, debo reconocer) saludaba efusivamente al pueblo de Cuba, y de buenas a primeras… con espotaneidad… comienzan desde las gradas a corear a voz en cuello (no pocos nos quedamos roncos): “¡Raúl, Raúl, Raúl…!” (¡recto de IZQUIERDA al mentón de los medios imperiales que esperaban que se coreara otra cosa!).
Comenzar el partido haciendo un minuto de silencio por las víctimas del terrorismo en Bruselas fue algo digno y bello. Yo se lo dediqué también a los 2099 asesinados por causa de la política terrorista del gobierno de los EEUU contra Cuba durante más de medio siglo y al resto de los cubanos que no figuramos en esa lista, pero que hemos sufrido los embates del bloqueo genocida teniendo que “inventarlas en el aire” es verdad, pero por culpa de sucesivas administraciones estadounidenses que no comprendieron lo que comprendió este presidente (puntos para él).
Confieso que en lo particular, esperaba que Obama se vistiera de “hombrecito” y pidiera perdón por estas y muchas otras cosas más. Evidentemente yo quería mucho: el “emperador” no comprende que ha perdido y se niega a “rebajarse” ante nosotros, los que cree «súbditos». Si él hubiera querido conectar realmente con el pueblo de Cuba, esto hubiera sido, sin atisbo de dudas, algo que le hubiera servido de mucho en ese propósito.
Cientos de palomas volando en el estadio dan la bienvenida a la decisión de Obama como un símbolo de paz, pero como la naturaleza es sabia, y los “orishas” están de nuestro lado, dos palomas blancas no quisieron irse y se quedaron custodiando el juego, y también aterrorizando al “rigth fielder” del “Tampa Bay Rays” el que en no pocos momentos perdía la atención del juego.
¿Otro momento bueno?: Michelle Obama haciendo la “ola”. ¡A la pobre por poquito se parten las vértebras cervicales en tres ocasiones! ¡Yo me imagino al médico de la delegación norteamericana (¡pobrecito!): a las puertas del infarto!
Era lógico que por estar en la pelota apoyando a nuestro equipo (por cierto: el pueblo cubano impartió una clase magistral de civismo en esta actividad), no estuviera al tanto de las informaciones que iban surgiendo sobre el resto de la visita y ahora navegando en la red me encuentro con que Obama se reunió en la embajada norteamericana con trece “di$identes” (entiéndase “oxiuros” y “mercenarios”) a su servicio. Bueno… para ellos flores y aplausos, porque de dinero entre ellos no se puede hablar, ya que enseguida empieza la rapiña.
En twitter: @Marcostropero
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