Por Marcos Torres @Marcostropero
Estoy seguro que a más de uno les levanté del letargo los recuerdos pueriles (esa era la idea ¿no?).
“El perrito goloso” es un juego de niños que se desarrolla en grupo y trata, en esencia, sobre un perrito que se come un pastel a escondidas y los niños toman la decisión de atraparlo.
Ahora.
Metafóricamente hablando mi “Cubita bella” hoy mismo representa ese ansiado pastel, y el “perrito” es el imperialismo, y no digamos solo “imperialismo”, sino también todo lo que representa el poderío financiero y comercial y que, a la larga, es la esencia de este sistema político que tiende a deshumanizar al ser humano para convertirlo en un autómata y que cumplirá fielmente el “sacrosanto ciclo capitalista”: vive, trabaja, consume y muere.